Anécdota

La vomitada de Ana

Hace un año cuando iba en tercero de secundaria, fui seleccionada para participar en un concurso de oratoria. Me preparé con mi discurso y estudiar los posibles temas. Después de muchos días de estrés y preparación, se llegó el día del concurso en la ciudad del Seco, Puebla.  Estaba muy nerviosa y asustada; pero vaya sorpresa que me llevé pues mi pasé a la siguiente ronda “Improvisación”, una vez que me dieron el tema lo preparé y afortunadamente gané, lo que significaba que pasaría a la siguiente etapa, esta vez en la ciudad de Tehuacán.

Para el siguiente concurso pasaron dos semanas, entonces tenía más tiempo para perfeccionar mis discursos. Desafortunadamente en esa semana me enfermé de la garganta; fue una infección fuerte, tanto que llegaba a vomitar en las noches por la tos. Sin embargo, se me controló con medicamentos, pero aun así, me sentía mal.

Cuando llegó el nuevo día del concurso, partí de mi pueblo a las 6:00 am. Como esta vez sería mayor el grado de dificultad estaba más nerviosa. Iba en camino en el auto con el director manejando y la maestra del lado del copiloto, yo iba sola en la parte de atrás; con  la enfermedad y mis nervios al tope, comencé a sentirme mal, a sentirme mareada. Traté de controlarme así que le dije a la maestra: -“Me voy a recostar en el asiento, profa”, ella entendió y me dijo que sí. Estuve una parte del camino “normal” recostada, pero llegó el momento en el que no aguante, entonces me levanté rápido y le dije a la maestra: –“Maestraaaaa, me siento mal xc”, ella asustada le dijo al director: -“Profe, Ana se siente mal”. El director se orilló lo más rápido que pudo a una gasolinera. Y en cuanto abrí la puerta del auto, vomité, corrí muy rápido hacia una parte donde había pasto para terminar de vomitar bien, una vez terminado eso, procedí ir al baño a limpiarme, después de eso me sentí bien y más tranquila, entonces seguimos el camino hacia el concurso.

Podemos decir que es…

“Mejor afuera que adentro.”

-Shreck